Valdés. Materia e Historia

La exposición ‘Valdés. Materia e historia’ recorre tres décadas de creación del artista valenciano y muestra, a través de una selección de 24 piezas, los rasgos más característicos de su obra.

Comisariada por Juan Bautista Peiró, la muestra se compone fundamentalmente de pinturas, esculturas y algunas piezas sobre papel, realizadas entre 1982 y 2006. Obras de gran formato que recorren tres décadas de su producción, registrando los rasgos más representativos de su estilo.

Manolo Valdés es uno de los artistas valencianos vivos con mayor proyección internacional. Miembro de Equipo Crónica, el fallecimiento de Rafael Solbes en 1981 supuso, un año después, el inicio de su trayectoria en solitario. El realismo crítico de raigambre pop en el que confluían su profundo conocimiento de la historia del arte y el análisis crítico del contexto social fue evolucionando hacia un proceso personal de abstracción (de búsqueda de lo esencial) donde la materia, el color y el gesto fueron adquiriendo un protagonismo sobresaliente.

Sin dejar de ser figurativo, Valdés emprende un proceso de depuración formal, de síntesis poética que le lleva a centrarse no sólo en obras pictóricas especialmente significativas, sino también en procesos plásticos derivados de las tendencias abstractas que eclosionaron a partir del expresionismo abstracto americano, y se extendieron durante la segunda mitad del S.XX. El gesto de pintar adquiere un protagonismo creciente que se articula mediante esa concepción de la pintura como “materia coloreada”. La cita irónica, el principio collage y el diálogo con imágenes cotidianas fueron cediendo paso a la cita sintética, al ensamblaje y a la textura como feliz integración de las propiedades de la materia y los procesos técnicos abordados por el artista.

La repetición y la fragmentación, estrategias discursivas ampliamente explotadas mediante la serialidad, han seguido guiando la producción propia de Manolo Valdés. Eso sí,  abandonado las referencias figurativas y críticas para ahondar en las propiedades expresivas de la materia. Esa búsqueda de la expresividad material no sólo se  manifiesta en las acumulaciones de color, y la potencia gestual de la línea y la pincelada, sino también en la desnudez del soporte, en esas arpilleras o papeles que son mucho más que meros  fondos o soportes. El paso a lo tridimensional, a lo escultórico, ha sido una consecuencia lógica que ha definido de modo inconfundible su trabajo creativo.

La exposición, que se puede visitar hasta el próximo 12 de octubre, coincide con el 20 aniversario de la Casa de la Marquesa, espacio emblemático de la ciudad de Gandía que la Fundación Bancaja mantiene cedido al Ayuntamiento con el objetivo de darle un uso social y cultural.