Fundación Bancaja, con la colaboración de la Obra Social “la Caixa”, presenta la exposición Equipo Crónica, una amplia retrospectiva de este colectivo artístico con más de 165 obras que la convierten en la antológica más completa que se ha realizado hasta la fecha. La exposición, que se podrá ver en el Centro Cultural Bancaja de Valencia hasta el próximo 8 de enero de 2017, muestra obras desde el origen simultáneo de Equipo Crónica con el movimiento de Estampa Popular de Valencia a finales de 1964, hasta las últimas obras en el cambio de la década de los años 70 a los 80. La presentación ha corrido a cargo del presidente de la Fundación Bancaja, Rafael Alcón, el director territorial de CaixaBank en la Comunitat Valenciana, Bibiano Martínez, y los comisarios Tomás Llorens Serra y Boye Llorens Peters.
Las obras que conforman esta exposición proceden de instituciones públicas y privadas como la Fundación Bancaja, el Museo de Bellas Artes de Bilbao, Artium – Centro Museo Vasco de Arte Contemporáneo Vitoria Gasteiz, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Fundación Juan March, Universitat de València, IVAM, Galería Helga de Alvear, Museo Patio Herreriano de Valladolid, Fundación Bancaria “la Caixa”, Diputació de València, Museo de Arte Contemporáneo de Alicante (MACA), Museo de Bellas Artes de Valencia, Ayuntamiento de Valencia, Galería del Palau, Galería Guillermo de Osma y la Fundación Anzo, además de colecciones privadas como las de Guillermo Caballero de Luján, Colección Azcona y Colección Mariano Yera, entre otras.
Junto a la exposición se ha editado un catálogo con textos de Michèle Dalmace, Valeriano Bozal y Tomàs Llorens. Bozal y Llorens compartieron aquellos años con Equipo Crónica, por lo que sus textos revisan la relación vivida, así como la perspectiva histórica y el contexto teórico que les preocupaba e inspiraba sus creaciones.
Dentro de las actividades complementarias a la exposición, se van a realizar visitas guiadas para el público general y talleres de arte específicos para cuatro colectivos: escolares, personas mayores, personas con discapacidad y personas en riesgo de exclusión social. El objetivo es acercar el arte y, en concreto, el proceso creativo de Equipo Crónica, a estos colectivos. Los horarios y la información sobre estas actividades, que son gratuitas, se pueden consultar en la web www.fundacionbancaja.es.
Equipo Crónica fue constituido en 1964 por tres artistas valencianos: Rafael Solbes (1940‐1981), Manolo Valdés (1942) y Joan Antoni Toledo (1940‐1995), abandonando este último enseguida el grupo para proseguir su camino en solitario. A lo largo de los años en los que estuvo activo tuvo una amplia proyección pública en el arte español y una presencia significativa en los ambientes artísticos de Francia, Italia y Alemania. El trabajo anónimo y en equipo, la articulación de los trabajos en series, la evocación de imágenes procedentes de los medios de comunicación y la apropiación crítica de referencias a la historia y al arte fueron los principales rasgos de su actividad creadora, deliberadamente vinculada a la realidad sociopolítica española del momento.
Estructura de la exposición
El trabajo en equipo, debatiendo y consensuando cada decisión, llevó a Equipo Crónica a articular su trabajo como una sucesión de proyectos que se materializaban en series de cuadros de extensión variable. La estructura de esta exposición reproduce la articulación serial decidida por los artistas:
La primera serie, La recuperación (1967-68), alude a la utilización que el régimen franquista hizo de la pintura española del “Siglo de Oro”. Guernica 69 (1969) ironiza con el proyecto del Gobierno español de recuperar el cuadro de Picasso, custodiado en el MoMA. Autopsia de un oficio (1970) aborda la actividad del pintor nutriéndose de la iconografía de Las Meninas, mientras Policía y cultura (1971) trata la ambigüedad de las vanguardias artísticas ante las realidades de la represión política. La pintura, entendida como un mundo aparte regido por sus propias reglas, es el tema de la Serie negra (1972), que se inspira en el cine negro.
En los Encuentros de Pamplona de 1972, Equipo Crónica distribuyó entre el público una escultura múltiple titulada “Espectador de espectadores” para denunciar el falso clima de libertad del festival. El contacto con las neovanguardias de la época y su búsqueda de medios inmateriales de expresión le llevó a reivindicar polémicamente la figura del artista como trabajador manual, frente a la del artista-shaman. Tanto Retratos, bodegones y paisajes (1972-73), como una pequeña sucesión de series cortas que se resumen en la muestra bajo el título A vueltas con la pintura (1973-74), desarrollan esa reflexión.
El cartel se presentó en la Bienal de París de 1973. Planteaba la indefinición de los límites entre arte político y panfleto, yuxtaponiendo imágenes de carteles de la Guerra Civil y del arte de las vanguardias históricas. El paredón conmemora las últimas ejecuciones del franquismo realizadas el 27 de septiembre de 1975. A su vez, La trama (1976) es un ejercicio de pintura de historia, que recrea ficticiamente la biografía oficial del dictador recientemente fallecido.
La partida de billar (1977) propone otra metáfora de la actividad pictórica: ambas disciplinas están regidas por normas complejas y requieren habilidad técnica, aunque el azar juega un papel importante en ambas. Paisajes urbanos (1978-79) se centra en la vida en la ciudad, mientras Los viajes (1979-80) propone una nueva reflexión sobre la relación entre ver y hacer pintura. La inmersión en la pintura viene impulsada por el sentimiento de desencanto que los primeros años de la Transición producen en la izquierda cultural española y que se explicita en Crónica de la transición (1980-81). El verano de 1981 el Equipo comenzó Lo público y lo privado, una serie que quedó truncada por la muerte de Solbes en noviembre de ese mismo año.
Equipo Crónica (1964-1981)
En torno a 1960, el informalismo era la referencia principal para quienes aspiraban a iniciar una carrera artística como los futuros integrantes de Equipo Crónica. Los primeros años de la nueva década aportaron el derrumbe de esa referencia y una inflexión que se orientaba hacia el deseo de anclar más su obra en la cultura española, dotándola de sentido en relación con el panorama social y cultural que ofrecía la España de Franco. La “Nueva Figuración” fue una tendencia internacional que apareció y se difundió en el filo de esos años. La difusión de esta tendencia en la pintura española se produjo en paralelo con un fenómeno de carácter más general y profundo: el ascenso de una nueva poética realista, que abarcaba también la literatura, el teatro y el cine.
El movimiento que mejor ilustra este momento fue Estampa Popular, un colectivo que tenía como objetivo acercar el arte a la calle y ser un elemento de agitación política y social. En su seno nació Estampa Popular de Valencia, que pretendía no tanto agitar la calle, sino experimentar en el lenguaje de la pintura y proponer un cambio profundo en la concepción moderna de la creación artística.
La primera exposición de Estampa Popular de Valencia tuvo lugar en octubre de 1964 y en ella participaron ocho artistas, entre los que estaban Rafael Solbes, Joan Antoni Toledo y Manolo Valdés. Mientras, un proyecto paralelo de crear un equipo tomó cuerpo en una exposición de tanteo que se mostró en el Ateneo Mercantil de Valencia en noviembre de ese mismo año y en la que participaron, entre muchos otros, Solbes, Toledo y Valdés, quienes, más adelante, decidieron adoptar el nombre de Equipo Crónica y así lo publicaron en un manifiesto que se difundió en diciembre de 1964.
Para los componentes de Equipo Crónica, el mundo artístico en el que estaban inmersos y con el que se relacionaban tuvo siempre una gran importancia. El trabajo en equipo exigía razonar refiriéndose a la realidad del mundo exterior y el contexto histórico en que nació Equipo Crónica determinó el sentido de su proyecto. Sus primeras pinturas siguen las pautas marcadas por Estampa Popular de Valencia. El artista no inventaba y su expresión personal estaba mediada por las imágenes manipuladas. Las tinta planas y los procedimientos reprográficos, en especial la serigrafía, permitían eludir la expresión personal de carácter gestual.
La primera presentación al público de Equipo Crónica se produjo en enero de 1965, en el marco del Salon de la Jeune Peinture de Paris. Solbes, Toledo y Valdés decidieron hacer tres trípticos sobre tres temas que se referían a la actualidad política española del momento: unas prospecciones petrolíferas que se estaban llevando a cabo cerca de Burgos, unas maniobras militares norteamericanas que se desarrollaban bajo la denominación de Steel Pike y una recepción oficial del príncipe Juan Carlos de Borbón, acompañado de la princesa Sofía de Grecia. Los tres artistas debatieron conjuntamente los temas y el enfoque pictórico y finalmente cada uno de ellos se encargó de pintar individualmente uno de los trípticos. Poco después de la exposición de París, Toledo fue llamado a filas y dejó de participar en las reuniones. La primera exposición individual de Equipo Crónica como tal tuvo lugar en diciembre de 1965 en la sala municipal de exposiciones de Reggio Emilia (Italia). Las obras aparecían firmadas como Equipo Crónica y en una nota publicada en el catálogo se decía que el equipo estaba compuesto por los pintores Rafael Solbes y Manolo Valdés. Toledo no figuraba ya ni volvería a figurar como miembro.
Los tres primeros años de la trayectoria de Equipo Crónica deben entenderse como un período de tanteo y puesta a prueba. Ese tanteo termina en 1967, cuando hizo su primera exposición individual en Valencia y comenzaron a estructurar su producción en series. Las tres primeras fueron La recuperación (1967-68), Guernica 1969 (1969) y Autopsia de un oficio (1970), que forman un ciclo en el que pueden encontrarse ya los tres elementos principales de la concepción del realismo que proponía el equipo valenciano: la referencia a acontecimientos públicos del momento, la mezcla y manipulación de imágenes procedentes tanto de los medios de comunicación de masas como de la historia de la pintura y la reflexión crítica acerca de la pintura misma como práctica profesional. Junto a esto, la repetición y la deformación son dos de los recursos que permiten la representación irónica de circunstancias cotidianas.
En las primeras pinturas, la relación entre imágenes y realidad se abordaba de una forma simple: las imágenes de los medios de comunicación y la industria de bienes de consumo formaban parte del universo social. Se manipulaban y presentaban manipuladas a fin de ofrecer un significado más acorde con su pensamiento. A inicios de 1970, las imágenes de Equipo Crónica poseían una carga semántica mucho mayor y su tratamiento era mucho más complejo. No se trataba tanto de representar irónicamente el mundo percibido o vivido, sino más bien de crear un mundo capaz de alegorizar a ese. La visión del Equipo confrontaba la historia pasada con la nueva realidad socioeconómica, industrial y política.
Durante los años posteriores a 1970, los miembros de Equipo Crónica fueron muy conscientes de la existencia de las nuevas vanguardias, que parecían obsesionadas por evitar cualquier contenido social o político concreto, lo que se orientaba de manera diametralmente opuesta a la del programa realista que había presidido la formación de Equipo Crónica. A partir de 1973, el Equipo entra en un periodo de dudas que no se resolverán hasta comienzos de 1976, cuando empieza a trabajar en Variaciones sobre un paredón. Este periodo de crisis lleva al colectivo a una reflexión sobre la condición del arte moderno, la pintura y su rechazo de las neovanguardias,
Tras la muerte de Franco se abre un periodo de creación nuevo en el que se tiende a rechazar cualquier idea que recuerde al pasado, lo que genera cierta hostilidad hacia Equipo Crónica. Una tendencia que se acentúa a partir de los años 80, cuando un grupo de artistas afirma que la pintura dejaba de ser pintura a partir del momento en que acepta la más mínima contaminación del entorno en el que se desarrollaba. Sin embargo, para Solbes y Valdés la pintura solo tenía sentido si mantenía una relación transitiva con el mundo circundante.
En este contexto, durante los cuatro últimos años de actividad del Equipo, Solbes y Valdés trabajaron diversas series como Los viajes o Paisajes urbanos sin demasiada fortuna crítica. En Crónica de la transición reflejaron el episodio de la llegada del Guernica a España como alegoría del compromiso político de Picasso. Mientras, en la inacabada Lo público y lo privado volvieron a indagar en la idiosincrasia de la pintura. La muerte de Sobes en 1981 puso punto final a la trayectoria de Equipo Crónica y con ello a uno de los episodios más significativos del arte español del siglo XX.