Fundación Bancaja presenta la exposición Picasso. La alegría de vivir

Fundación Bancaja presenta la exposición Picasso. La alegría de vivir, que podrá visitarse hasta el próximo mes de marzo en el Centro Cultural Bancaja de Valencia. La muestra reúne una selección de más de 170 obras entre óleos, grabados, dibujos, litografías, estampas y cerámicas que reflejan la actitud vital que mantuvo Picasso a lo largo de toda su vida, caracterizada por lo que los franceses llaman la «joie de vivre» y que en español podríamos traducir como la alegría de vivir, y que pasó a convertirse en una filosofía de vida que plasmó en toda su obra. La selección de obras que conforman la muestra está formada por fondos de la Colección Fundación Bancaja junto a otras piezas cedidas por el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, el Museo Picasso de Málaga, el Museo Thyssen-Bornemisza. Colección Carmen Thyssen, la Fundación Picasso Museo Casa Natal, la Fundación Banco Santander, Artium Centro-Museo Vasco de Arte Contemporáneo, así como colecciones particulares.

La exposición, comisariada por Javier Molins, crítico de arte y doctor en Bellas Artes por la Universidad Politécnica de Valencia, hace un recorrido por distintas temáticas de la obra del malagueño en las que subyace ese lema de vida. De este modo, se puede contemplar la sensualidad de un tema como el del pintor y la modelo, que también cultivó en diversas etapas creativas; el universo del circo y los payasos; el mundo de las corridas de toros y del minotauro; el colorido de la música y la danza que plasmó en los numerosos ballets para los que diseñó el vestuario; el arte primitivo, compuesto por máscaras africanas que coleccionó y que le sirvieron de inspiración para muchas de sus obras; la cultura mediterránea, que trasladó a infinidad de cerámicas a lo largo de toda su vida; sus estancias en la Costa Azul y en especial en la villa La Californie, donde creó algunas de sus obras más conocidas, como las distintas versiones que realizó de Las Meninas de Velázquez; o la admiración hacia los grandes maestros de la pintura que tantas veces le sirvieron como fuente de inspiración para su propia obra.

Con motivo de la exposición se ha editado un catálogo con la reproducción de las obras presentes en la exposición y el texto crítico del comisario, Javier Molins. Además, con el objetivo de acercar la obra de Picasso a los más pequeños, se desarrollarán talleres didácticos gratuitos durante los sábados de febrero y marzo para que niños y niñas de 8 a 12 años creen sus propias composiciones inspiradas en el imaginario y la técnica del artista malagueño.

Junto a esto, se podrá visitar también la muestra Picasso y la paz, enmarcada en la 9ª Semana D-Capacidad Fundación Bancaja. Realizada por personas con diversidad funcional de veinte centros de València, la exposición recoge diferentes versiones de los grabados que el artista malagueño dedicó a la paloma, una imagen que se convirtió en la seña del Primer Congreso Mundial de Partidarios de la Paz y posteriormente en todo un símbolo del siglo XX.

La exposición puede visitarse hasta el 31 de marzo de 2019 en la sede de la Fundación Bancaja en Valencia (Plaza Tetuán, 23) con entrada gratuita de martes a domingo de 10 a 14 y de 17 a 21 horas, y los lunes de 10 a 14 horas. Las visitas guiadas gratuitas se realizarán los jueves y viernes a las 18 horas previa inscripción en el correo electrónico visitasguiadas@fundacionbancaja.es.

ESTRUCTURA DE LA EXPOSICIÓN

  1. Del pintor y la modelo a los mosqueteros. El tema del pintor y la modelo es uno de los más repetidos tanto en la obra gráfica como en las pinturas de Picasso. El artista ya se autorretrata como pintor con tan solo 20 años al estilo de los grandes maestros de la pintura, como Velázquez en Las meninas o Goya en La familia de Carlos IV. Ese tema aparece en varios grabados de la Suite Vollard y en numerosos lienzos que realizará en los años sesenta. A la extensa serie del pintor y la modelo seguirá otra no menor en volumen: caballeros que algunos llaman mosqueteros, otros gentilhombres y cuya influencia habría que buscarla en Velázquez, Rembrandt, El Greco o el Siglo de Oro español, entre otros.

 

  1. El arte primitivo. Picasso sintió fascinación por el arte africano, que incluso llegó a coleccionar de forma abundante. Este apartado de la exposición incluye una selección de máscaras africanas junto con una serie de cerámicas en las que Picasso reivindica la cultura del Mediterráneo a través del arte de la alfarería que hunde sus raíces en la Antigua Grecia. En este apartado, también se puede contemplar el cuadro Los segadores (1907), considerada la única obra fauvista de Picasso, y cuyos protagonistas presentan ya unas formas primitivas sin llegar a ser tan explícitas como las mujeres que aparecerán en Las señoritas de Aviñón, obra realizada ese mismo año y que supone el inicio del cubismo.

 

  1. El mundo del circo. Picasso solía acudir al circo Médrano de París con Max Jacob y Guillaume Apollinaire y allí descubrió un mundo que le acompañó a lo largo de toda su vida, pues los motivos circenses son una constante en su obra. De la melancolía de los primeros saltimbanquis y arlequines del periodo rosa pasó a las estampas festivas y explícitamente sexuales de los grabados de la Suite Vollard, la suite 347 y la suite 156.

 

  1. Picasso y los grandes maestros. La relación de Picasso con los grandes maestros de la historia del arte fue una constante en su vida. A lo largo de su trayectoria plasma en su trabajo la influencia de artistas como Goya, Velázquez, Tiziano, el Greco, Delacroix, Rembrandt, Degas, Ingres, Rafael o Lucas Cranach, de quien llegó a afirmar que era mejor dibujante que Rafael.

 

  1. Los toros y el minotauro. Picasso se inició en el mundo de los toros desde su más tierna infancia de la mano de su padre. De hecho, el primer cuadro que se conserva de Picasso se titula Picador (1880-1890) y representa una escena taurina que el artista pintó cuando tenía nueve años. La fuerza y virilidad del toro se trasladarían posteriormente al minotauro, quien, en lugar de al torero, embiste a la mujer.

 

  1. La Californie y Jacqueline. La Californie representó para Picasso una de las épocas más felices de su vida y en esta villa de estilo art decó comprada junto con Jacqueline Roque creó algunas de las obras que mejor representan esa alegría de vivir. Desde junio de 1955 hasta 1961 creó, entre muchas otras obras, las 44 versiones que realizó de Las meninas de Velázquez. Muchos de los dibujos que realizó durante su estancia en esta villa de Cannes están recogidos en el conocido como «Cuaderno de la Californie», presente en esta exposición.

 

  1. La música y le Tricorne. El encuentro de Picasso con Serge Diaghilev le metió de lleno en el mundo de la danza, donde realizó decorados y vestuario en obras tan conocidas como Parade (1917), Le Tricorne (1919) y Pulcinella (1920). Además, en los ballets rusos de Diaghilev conoció también a la que sería su primera esposa, la bailarina rusa Olga Khokhlova.

 

 

  1. La paloma de la paz. Las palomas siempre fueron una constante en la vida de Picasso. Su padre, José Ruiz, se dedicaba a pintarlas pero también las criaba en su propia casa. Las palomas volvieron a aparecer en la vida de Picasso de la mano de Matisse, su amigo y al mismo tiempo único rival artístico, quien le regaló una. Realizó varios grabados en los que aparecía esta paloma como motivo y uno de ellos fue elegido por el escritor Louis Aragon para ilustrar el cartel oficial del Congreso Mundial de la Paz que se celebró en París en 1949.

 

Fundación Bancaja posee una de las colecciones de obra gráfica de Picasso más completas a nivel internacional, con siete series íntegras y más de 1.600 piezas. Forman parte de esta colección Honoré de Balzac, Le chef-d’oeuvre inconnu, Suite Vollard, Caja de remordimientos, Sueño y mentira de Franco, Dos contes, Élégie d’Ihpétonga: suivie de Masques de cendre, Corps perdu, De mémorie d’homme, L’escalier de flore, Libro del conocimiento, Retratos de Jacqueline, Los fumadores, Le sable mouvant, Suite 347, El entierro del conde de Orgaz y Suite 156.

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