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Ficha técnica

Título
El Paraíso
Año
1955
Autor
Gil Pérez / Manuel
Medidas
109 × 150 cm
Clase
Pintura
Material
Técnica mixta sobre tela
Soporte
Tela
Serie
Siglo XX: arte contemporáneo valenciano

La obra de Manolo Gil El paraíso representa el episodio de los personajes de Adán y Eva junto al árbol de la vida. La pintura fue realizada en un formato de grandes dimensiones sobre tela y reúne algunas de las principales características que el pintor fue desarrollando a lo largo de su trayectoria. Datada un año antes de la creación del Grupo Parpalló, en 1956, supera el tenebrismo anterior desde la síntesis formal y el contexto de renovación de la posguerra. A partir de unas figuras simplificadas y estilizadas, próximas a la deformación, el autor narra la escena en el jardín del Edén. En la obra, Adán y Eva se presentan flanqueados por el árbol y un animal simbólico. La imagen se completa con una serie de elementos vegetales que, unidos a la presencia del sol en la parte derecha, combinan la geometría de los elementos con el esquematismo de la figura humana. Como recurso para subrayar los detalles de la composición, el autor utiliza las líneas y el color para cubrir en su totalidad la superficie del cuadro desde un horror vacui de formas plásticas bidimensionales caracterizadas por la simplicidad. La claridad en la ordenación de los elementos permite una identificación de la escena, y el color, aplicado con variaciones de luminosidad y saturación, integra la luz dentro de un solo tono. Gil sigue valiéndose de un empaste denso, pero, como comprobamos en esta pieza, de manera más suavizada. Los personajes surgen a partir de formas entrelazadas en las cuales el naturalismo desaparece para dar paso a una estructura pictórica más dinámica. Ya no existe una relación entre figura y fondo; esta se ha sustituido por un equilibrio compositivo, integrado desde un punto de vista global.

Tras abandonar los interiores y el retrato, Manolo Gil se decanta en esta época por la narración de escenas a las que incorpora paisajes y mitos cristianos. A través de una permanente experimentación teórica y formal que recorre desde el suprematismo hasta el Renacimiento o el pensamiento oriental, Gil se convertirá en el artista más representativo del Grupo Parpalló. La obra El paraíso es testigo del abandono de las pinturas negras iniciadas en su etapa como miembro del Grupo Z, basadas en la expresión dramática del color y en las cuales mostraría la influencia primero de Rembrandt, y posteriormente de Ribera, Solana e Isidre Nonell. Este rechazo al iluminismo sorollista culminaría con la obra El interior del taller (1949). A partir de ese año, aparecen las primeras deformaciones de sus figuras y una clara integración de sus conocimientos sobre los trabajos de Masaccio, Piero della Francesca y otros pintores del quattrocento italiano que descubre a partir de 1950. Comprobamos a partir de la estética de la obra El paraíso que Manolo Gil está interesado en el pasado no solo por su experiencia con los artistas del Renacimiento y los pintores primitivos italianos, sino también por la inspiración del arte románico.

La pintura El paraíso (1955) recoge el testigo de su obra Adán y Eva (1952), presentada en el undécimo Salón de los Once. Por esa época Manolo Gil empieza a abordar algunos mitos cristianos para crear después los suyos propios. De este modo, entre 1955-56 protagonizan sus obras otros personajes como santa Lucía, santa Águeda o la trilogía sobre Jonás. Las nuevas inquietudes estéticas también se relacionan con sus conocimientos del psicoanálisis, ya que a partir de 1952 comienza a crear sus primeros monstruos plásticos, como él los denomina, entre los cuales destacan la Pescadora de los tres brazos o La Bella Durmiente, que serán el resultado de una introspección personal.

Por lo que se refiere a la descripción iconográfica de la obra, El paraíso representa, de izquierda a derecha, el árbol de la vida que portará los frutos; a continuación, Adán y Eva, semivestidos y abrazados, con una copa en la mano derecha y una flor en la izquierda, y, ocupando prácticamente la mitad de la escena, aparece un animal, probablemente el zorro, como imagen del demonio. Esta última figura se repite en las representaciones clásicas de Adán y Eva de otros artistas como Tiziano o Rubens.

La pintura El paraíso formó parte de la exposición monográfica realizada en el IVAM en 1995. Algunos temas similares a esta obra serían llevados por Manolo Gil a la cerámica. El artista rechaza la pintura sin un fundamento teórico y, tras la realización de El paraíso, continuará su indagación visual con la creación de las Cartillas de figuras regulares y, en 1957, la serie Formas dinámicas espaciales, centrada en el color en el espacio plástico.

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