La obra Paisaje (2000) enlaza conceptualmente con otros trabajos de Sanleón que comparten una estrategia compositiva tendente a visualizar de manera clara el plano de tierra por medio de una vista aérea. De hecho, sus investigaciones por lo que respecta a su pintura en torno a la noción de paisaje lo han conducido a entenderlo no solo estéticamente sino sobre todo como una forma de conocimiento y de experiencia personal.

Al tratarse de una pieza de gran formato, el planteamiento produce una sensación envolvente y de fuerte perspectiva desde el momento en que se reconoce la posición a vista de pájaro del plano de tierra. La resolución a la línea clara de las formas, esquemáticas, con suma limpieza plástica y decididamente monocromáticas en su resolución, provoca/exige, asimismo, la búsqueda del elemento expresivo, a manera de contraste, con la presencia de una rotunda mancha negra. Tal eclipse parcial de una zona del paisaje quizá abre el camino a una interpretación amenazadora y preocupante, de raíz ecológica, a favor de la imprescindible defensa de la naturaleza.

El análisis del planteamiento estilístico y formal de la obra permite afirmar que la línea es realmente el elemento que determina por completo el nivel constructivo y de representación. A partir de ahí, los lindes de los campos, la extensión parcelada o la posible diferencia de cotas, junto con otros aspectos físicos característicos siempre de cada paisaje, funcionan como referencias sintácticas para crear eficaces tramas y potentes estructuras reticulares, capaces, por sí mismas, de conferir a la imagen resultante un rotundo imperativo estético en el cual predominan claramente la abstracción y la máxima síntesis estilística. Todo ello altera por completo el campo visual convencional del espectador y sus habituales expectativas, dado el desarrollo formal que exige y conlleva, evidentemente, el hecho de postular un concepto de paisaje diferente.

Sin duda, la idea básica comentada y predominante en el enfoque que asume Sanleón (la línea como elemento constructor, ascético y homogéneo), lo que claramente auspicia estéticamente el autor, es el empeño por alcanzar la máxima esquematización del paisaje con una lectura iconográfica original, transformado en una escueta imagen aérea/virtual de este. De hecho, hay que reconocer que ese modo altamente conceptual de entender la pintura ha sido una constante en muchas de las obras que el propio autor ha llevado a cabo dentro de su relectura/reinterpretación del género de paisaje.

De ahí que dicha formalidad sea plenamente representativa de la manera, muy pensada, de plantear y asumir dicha temática en su materialización pictórica, al menos durante las últimas décadas de su trayectoria. En realidad, Sanleón supedita de forma drástica la dimensión semántica al predominio sintáctico del lenguaje lineal, obligando de este modo al espectador a reubicar la posible catalogación iconográfica derivada de su lectura de la obra, así como también los enlaces iconológicos de sus referencias históricas. Paisaje se había expuesto, previamente a su incorporación a la Colección Fundación Bancaja, en el espacio Antichi Granai, en Venecia (2000).