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En la claridad del día el sosiego de los ruidos es también oro, 2001
Ficha técnica
Se trata de un mural fotográfico de grandes dimensiones (225 × 936 × 0,6 cm) realizado con técnicas mixtas: una combinación de fotografía, con intervenciones de collage y pintura como estrategia de unificación, sobre cartón; el título, por su parte, recoge una cita extraída del libro Desasosiego, de Pessoa.
El mural fue pensado para instalarlo en la Sede Central de Bancaja. Está dividido en tres partes bien diferenciadas. Con sus dimensiones, llega al techo y llena visualmente el espacio de la sala. Se buscó que la pieza diese al visitante la impresión impactante y rotunda de hallarse ante una multitud de personas anónimas que posan, por diferentes motivos, en algún rincón de la Comunidad Valenciana.
La pieza postula la idea del ahorro compartido por los ciudadanos representados en la escena, al formar parte la obra de la escenografía de la entidad. Una serie de cartillas de ahorro reales adheridas a la obra sobrevuela la imagen como puntos cromáticos destacados a modo de performance visual.
Asimismo, se plantearon en la realización de la pieza tanto una cierta estrategia narrativa como la construcción de un ambiente de alcance histórico, los años sesenta, en la selección de los protagonistas concretos de la figuración: escenas de personajes prototípicos de la España de la posguerra como sujetos potenciadores del ejercicio compartido de la práctica generalizada del ahorro.
La preponderancia grupal en cada uno de los tres conjuntos fotográficos elegidos en la obra supone la explícita elección de una estética conmemorativa de evidente carga formal y estilística. Tal sucede en los conjuntos grupales ordenados en relación con la jerarquía vigente, como se constata en dos de las fotografías. Otro tanto ocurre en las instantáneas de actos destacados y protocolarios, como son los religiosos, incluso más regulados formal y estilísticamente en su secuencialidad, vestimenta y actitudes.
Carmen Calvo ha elegido fotografías de posguerra en blanco y negro recuperadas del rastro y convertidas en memoria histórica de un tiempo gris. El blanco y negro se asocia al dibujo, al claroscuro, y facilita la posible intervención complementaria del color por medio de la pintura.
Son fotografías altamente pautadas en su realismo representativo y de carácter memorialista, extraídas quizá de un álbum fotográfico ya perdido que bien pudiera ser paradigmático del momento. La vida popular, con sus costumbres, exige, para su conmemoración figurativa, la implantación de un orden perfectamente calculado a partir del concepto de autoridad, con sus emblemas formales y la seriedad de estilo que alcanza tanto a la colectividad como a cada individuo representado.
En ese sentido, la obra se pliega a tales pautas, al agigantar su resonancia visual en su estilismo memorialista, que la fotografía sobrepintada refuerza estéticamente con una presencia cromática controlada.
Extraídas de un anónimo fondo fotográfico epocal, las tres partes del mural enlazan directamente con colectivos ciudadanos adscritos a la vida sociocultural de entonces, asimilados al sustrato integrador de la vida urbana propia de las clases medias. Imágenes próximas iconográficamente al modelo religioso, conservador, integrado en el contexto del franquismo de aquellas décadas. Sobre ellas, convertidas en libretas reales superpuestas, planea la idea de ahorro concertado y de vida comunitaria.
No en vano, ser ciudadano, vivir en sociedad, implicaba directamente ser ahorrador.
En conclusión, se trata de una imagen fuertemente comunicativa por su iconografía, estilismo resolutivo y dimensiones, elaborada por encargo para ser expuesta, con su carga histórica figurativa, en el contexto social de la institución bancaria. La autora recupera y transforma las imágenes encontradas, buscando, a través de la obra, «ser testigo de su tiempo».