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Liliana, 2002
Ficha técnica
Obra cromáticamente más rara y desconcertante de lo habitual en su autor, Liliana (2002) es un relieve cuadrado y monumental (aproximadamente de tres por tres metros), construido ortogonalmente. Fue adquirido en Arco 2005 en la Galerie nächst St. Stephan de Viena, galería que ha expuesto obra del alemán en numerosas ocasiones. Su mitad superior ostenta colores pálidos, muy de la casa, mientras que en su mitad inferior, construida a base de una cuadrícula, reina una cierta estridencia. De ese año es una pieza constructiva y cromáticamente muy parecida, Aliaaa. Una vez más, el espectador percibe la inmensa admiración que Knoebel siente por Mondrian, su condición de heredero de Albers y otros de los profesores de la Bauhaus, y también su sintonía, compartida con Blinky Palermo y otros de sus compatriotas, con el arte minimal norteamericano. Pero a la vez, está el adepto a una «polifonía de los colores», por decirlo con palabras de Carsten Ahrens. Los que están en juego aquí, en la parte inferior y que reencontramos en Aliaaa, le hubieran puesto los pelos de punta a Mondrian, y lo mismo a Albers o a Max Bill. Sin llegar a plantearse las cosas tan heterodoxamente como el neo-geo Peter Halley, cuya obra en el fondo tiene un punto casi pop, deliberadamente provocador, a Knoebel, que en Madrid suele exponer en la madrileña Galería Helga de Alvear, donde con Angela Bulloch y DJ Simpson representa el universo de la geometría, se le nota su pertenencia inicial a la cola del cometa Beuys. Esta pieza se inscribe de lleno en esa problemática tan peculiar que es la suya, una problemática sustancialmente libre, ajena a las reglas y a los sistemas, incluidos el suyo propio.