La gerente de Fundación Bancaja, Irene Guasque, y el director de la Fundación Arzobispo Miguel Roca Proyecto Hombre Valencia, Vicent Andrés Martinez, han firmado la renovación del convenio de colaboración suscrito entre ambas entidades para potenciar el programa Comunidad Terapéutica Intrapenitenciaria, que la asociación desarrolla en el Centro Penitenciario de Picassent «Antoni Asunción Hernández» desde hace más de catorce años. Este programa, que Fundación Bancaja apoya con una dotación de 15.000 euros, tiene como objetivo prevenir, tratar e integrar a personas con problemas de drogodependencia y otras adicciones. El programa centra su atención en el tratamiento para la deshabituación de internos drogodependientes durante el cumplimiento de su condena, con el fin de preparar su reintegración a la vida en libertad.
La Fundación Arzobispo Miguel Roca, que cuenta con más de 30 años de experiencia en este ámbito, desarrolla a través de este programa estrategias y recursos que facilitan al interno el ambiente idóneo para realizar un cambio de vida, encontrar su propia identidad, prevenir y reducir los daños asociados al consumo de drogas, mejorar la calidad de vida, conseguir la abstinencia dentro del marco de la recuperación de la dependencia, facilitar la incorporación social, reducir conductas delictivas y favorecer la adaptación al medio familiar y socio laboral.
Estos objetivos se trabajan a través de una intervención integral que abarca distintas áreas: área terapéutica, en la que se trabaja en el desarrollo personal del interno mediante atención psicológica y cognitiva; área formativo-educativa, que se centra en la enseñanza básica, media y superior, además de otros contenidos educativos; área laboral, centrada en talleres para preparar la inserción laboral futura; área deportiva, que tiene como objetivo el desarrollo y manteamiento físico de los internos; y el área ocupacional, centrada en conseguir que el tiempo libre sea útil y gratificante.
El equipo terapéutico de Proyecto Hombre trabaja coordinadamente con el equipo de profesionales penitenciarios, lo que facilita la intervención y los requerimientos penitenciarios en beneficio de los internos.
Desde que está en funcionamiento este programa, se ha prestado asistencia a más de 800 internos. En el 2018 estuvieron en el módulo de tratamiento más de 100 personas, 91 hombres y 17 mujeres. Al finalizar el programa, muchos de ellos se mantienen en continuo tratamiento en alguno de los centros de Proyecto Hombre después de pasar a tercer grado y salir de prisión, lo que favorece su integración socio laboral.