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- Barcas de pesca y Arrastre del bou
Ficha técnica
Para Camille Mauclair, los pequeños bocetos de Sorolla encierran «en sus pocos centímetros cuadrados, toda la brisa marina, toda la magia del Mediterráneo, con un brío, con una ciencia, con un ardor, con una flexibilidad y un virtuosismo en los valores que maravillan la vista y el espíritu».
Esta tabla pintada en el anverso (Barcas de pesca) y el reverso (Arrastre del bou) es un ejemplo característico de la producción de obras de pequeño formato de Sorolla, en el cual se nos desvela como un pintor ávido que aprovecha cada superficie para reflejar un determinado efecto o un detalle que capta su atención. De la producción pictórica de Sorolla, unas dos mil obras tienen este formato, lo que nos habla de la importancia de estas piezas, que raramente exceden los treinta centímetros en su lado más largo. En estos cuadros el condicionante que supone el espacio se unirá a otros: dónde, cómo y en cuánto tiempo fueron pintados.
Recientemente, María López Fernández ha llevado a cabo una revisión de la producción de Sorolla de obras de pequeño formato; en ella, su autora indica ya desde el título los distintos nombres con los que se las conoce: apunte, boceto, mancha, nota de color. En muchos casos el nombre que se le da va unido a la intención con la que fue pintada cada una de estas, pero en ocasiones puede crear confusión, ya que no todos fueron bocetos para otras obras ni apuntes para elaboraciones posteriores.
Sorolla no es ni el primer ni el único artista que a finales del XIX muestra su preferencia por la pintura en pequeño formato, estrechamente relacionada con el plenairismo o pintura al aire libre, que precisa de una ejecución rápida que permita «captar el momento», para lo cual el tamaño de la obra será importante. Siendo alumno de la Escuela de Bellas Artes de València, Sorolla fue animado desde sus inicios a trabajar de esta manera; como recordará años más tarde, su profesor Gonzalo Salvá Simbor, en su clasede Perspectiva, Dibujo y Paisaje, alentaba a los alumnos a trabajar del natural, al aire libre, a hacer hincapié en el color antes que en el dibujo y a realizar excursiones «en busca de una nota de luz o de un efecto de color».
De esta forma, la pieza de la Colección Bancaja es una obra pintada al aire libre en la cual Sorolla capta, de forma casi fotográfica, las escenas que se están desarrollando frente a él. Si bien en la pintura del anverso vemos que se ha detenido especialmente en el estudio de la vela y cómo esta es inflada por el viento, en el reverso toda la atención está centrada en el estudio del oleaje y el efecto que en él causa la entrada de las barcas y los bueyes. La pincelada de una y otra obra son diferentes porque asimismo lo es el efecto que quiere reflejar, y también es más efímera la segunda escena, por lo que se impone mayor rapidez en la ejecución. Se trata, en conclusión, de un resumen de lo que suponen los pequeños formatos de Sorolla, a la vez que revela la técnica del artista.