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Deep Dream, 1995
Ficha técnica
De nuevo la palabra sueño, en este título del pintor cántabro. Sueño, además, profundo. Un cuadro sombrío con rendijas de luz, muy característico del modo de trabajar del Uslé neoyorquino de la primera madurez, que concilia lirismo, construcción, repetición y trabajo por ciclos, guiños figurativos y humor…
«Sacar de la sombra lumbre» consideraba el poeta y pintor barroco sevillano Juan de Jáuregui que era «más honrosa costumbre» que sacar «de la luz sombra oscura». Alejandro Sawa, por su parte, uno de los primeros escritores en nuestro idioma en conectar en el propio París con los simbolistas franceses, escribía, por decirlo con el título de su libro más conocido, Iluminaciones en la sombra. Lumbre extraída de la sombra, iluminaciones en la sombra: ambas imágenes casan bien con la poética de Uslé, tal como se manifiesta en este cuadro vertical con algo de ventana sobre un paisaje interior, de este cuadro onírico e inquietante que la Fundación Bancaja localizó en Arco, donde lo ofrecía la galería barcelonesa Oriol.
Ventanas: hay bastantes en la obra fotográfica de Uslé, y bastantes de sus cuadros pueden leerse en clave ventanas de Manhattan, pues algo del ritmo, del frenesí de la gran metrópolis contagia de siempre a la pintura de quien la ha elegido como su morada principal.
Cuando se retiraba a dormir, el poeta simbolista Saint-Pol-Roux ponía un cartel que decía: «Le poète travaille» (‘El poeta está trabajando’). La frase le encantó, como no podía ser de otro modo, a André Breton, que en 1924 la incorporó al Manifeste du surréalisme, el texto fundacional de su movimiento. El sueño, los sueños, está claro que han sido territorio privilegiado de exploración para los poetas. Pero también han alimentado la imaginación de los pintores modernos, de Goya (El sueño de la razón produce monstruos) y de Odilon Redon en adelante, hasta llegar a Paul Klee, o a nuestro Miró, del que han aprendido mucho no solo Tàpies, Mompó y otros de los grandes de nuestra generación abstracta, sino también no pocos de nuestros pintores contemporáneos, y ahí, además de Uslé, estaría, todavía más claro y con un humor mucho más salvaje, el de Ferran García Sevilla.