La obra titulada El parotet perteneciente a la Colección Fundación Bancaja es justamente el boceto/estudio previo/maqueta de la escultura definitiva que lleva ese nombre. El proyecto de la escultura pública, de la que depende directamente el boceto, nace como fruto de un encargo de Bancaja al escultor Miquel Navarro, como regalo a la ciudad de València para conmemorar los ciento veinticinco años de la creación, por parte de la Real Sociedad de Amigos del País, de la entonces llamada Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Valencia (1878). La escultura fue valorada en 1,1 millones de euros.

El parotet es el nombre que recibieron tanto la escultura pública como el boceto; este último entró a formar parte de la colección el mismo año de la inauguración de la escultura en la glorieta de Europa, en la Ciutat de les Arts i les Ciències de la ciudad de València (2003), al estar directamente relacionado con la referida pieza monumental, de cuarenta y seis metros de altura y de noventa y tres toneladas de peso.

El parotet boceto, de 197 × 22 × 67 cm, es de aluminio pintado en azul, mientras que la escultura pública, también en azul mediterráneo, de 46 × 15 × 4 m, es de acero y fue realizada en los Talleres Landaluce (Cantabria). La obra se inspira en el insecto que responde a tal nombre (‘libélula’, en castellano); en posición erguida y en estado de reposo, aunque su morfología ha sido simplificada al máximo en su concepción escultórica con la eliminación de sus emblemáticas alas y la estilización del resto de las demás partes del cuerpo, replegadas geométricamente en altura. El boceto facilita, cumpliendo de este modo plenamente su función preparatoria, las claves del proyecto.

En este caso, la figura totémica del insecto alzado, en posición erecta, va más allá de la estricta sugerencia animal. De hecho, el propio escultor, en declaraciones a la prensa el día de la inauguración de la escultura pública, afirmó, muy significativamente: «La obra, por una parte, se inspira en el aspecto de un insecto y, por otra, es un elocuente reflejo de la figura humana».

Esta concepción sofisticada de El parotet responde, ciertamente, a las habituales estilizaciones formales que Miquel Navarro aplica a muchas de sus obras públicas de gran formato, con sus líneas rectas, angulaciones y prioridad vertical de la composición resultante.

El carácter totémico es algo característico de las esculturas públicas de Miquel Navarro, aunque no solo de ellas, toda vez que la mayoría de sus ciudades se estructuran en torno a determinados tótems que dan consistencia al conjunto, bien se trate de una torre, de una chimenea o de una explícita referencia escultórica antropomorfa. De hecho, el boceto de El parotet mantiene exactamente esas mismas características iconográficas: se mueve entre lo zoomorfo y lo antropomorfo.

Navarro ha establecido una especial conexión de base iconográfica con algunas de sus más recientes y destacadas obras —y un buen ejemplo de ello lo constituye la escultura Mantis, ubicada en Murcia (2007)— con el propio estudio de El parotet que nos ocupa.