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Géminis XVII, 1978
Ficha técnica
Las columnas escultóricas metálicas de Amadeo Gabino (1922-2004) son un característico ejemplo de arte elaborado para espacios públicos, bien al aire libre, o bien en recintos institucionales relativamente amplios. Fácilmente reconocibles dado el personal lenguaje con el que consiguió dotar a sus trabajos, se trata de piezas totémicas, sumamente estudiadas en el diseño de su estructura compositiva.
Escultor, pintor y grabador, con incursiones y actividades en el mundo del diseño, Amadeo Gabino, seducido por la abstracción, fue capaz de aplicar su particular principio collage como estrategia constructiva, determinante en una amplia parte de su extenso itinerario escultórico. Precisamente las columnas metálicas de esbeltas dimensiones (2007 × 42 × 30,5 cm) catalogadas en los fondos de la Fundación responden básicamente a estos parámetros estilísticos. El núcleo sustentante se recubre con planchas de acero recortadas, superpuestas y enlazadas de forma sistemática —sujetas por discretos rosarios de remaches y, a veces, incluso por soldaduras minuciosamente injertadas en las propias obras— que homogeneízan el desarrollo vertical y ascendente de sus esculturas. Todo ello hasta llegar la pieza a una determinada altura, en el desarrollo de sus medidas, para configurar allí rotundas aperturas —coincidentes, por lo común, en dos de sus esquinas opuestas— a través de las cuales se exterioriza una curiosa presión de formas envolventes; las planchas de acero se cruzan simétricamente entre sí, sugiriendo un programa de elementales puntos florales en eclosión discreta como parte central de la propuesta escultórica.
Fiel a ese principio constructivo que preside tanto sus esculturas exentas como sus configuraciones volumétricas de pared —diseñadas siguiendo también la misma estrategia de emergencia de un núcleo floral metálico—, Amadeo Gabino consiguió definir su lenguaje escultórico y aplicarlo a numerosas producciones suyas directamente emparentadas con esta poética de las formas. Se trata, pues, de desarrollados collages constructivistas que generan complejos objetos metálicos de inspiración abstracta.
A partir de este carácter abstracto de sus esculturas y de la consistente decisión de configurar básicamente, con esa estrategia destacada, una buena parte de sus propuestas tridimensionales, Amadeo Gabino ha creado un modelo de tótem escultórico que le es exclusivamente propio. Iconográficamente, tales obras han conseguido, por medio de su particular lenguaje, codificar con explícita expresividad una estrategia de reconocimiento y con ello generar/contagiar estéticamente un determinado aire de familia a su producción. En esta trayectoria productiva, una variación destacada puede ser la diversidad de los tipos de planchas de acero utilizados en sus piezas. Sobre todo si se trata de acero tratado y oscurecido en determinadas obras, o si, por el contrario, mantiene una brillantez propiciada explícitamente, como es el caso que nos ocupa, en el estudio de las piezas de esta colección.
La diferencia entre ambas esculturas catalogadas se basa exactamente en los puntos concretos donde se producen exactamente, en cada caso, las respectivas aperturas de los rosetones metálicos; las superpuestas chapas escalonadamente recortadas que generan tales juegos formales, sutilmente estudiados, se imbrican, según opciones, de modos diversos.
La verticalidad de estos poliedros de seis caras, estas columnas prismáticas cuya base es un cuadrado y cuyos lados ascendentes son paralelogramos equiláteros, se ha convertido, sin duda alguna y gracias a su particular tratamiento como genuino collage metálico, en uno de los más destacados y reconocibles emblemas formales del quehacer artístico propio del escultor valenciano Amadeo Gabino.