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Las víctimas de Navidad, 1932
Ficha técnica
La prolífica obra de Mariano Benlliure abarca todos los géneros y técnicas escultóricas, y entre ella destaca el casi centenar de monumentos públicos y funerarios.
En 1931 se produce un importante cambio político nacional con la proclamación de la Segunda República y el inmediato exilio del rey Alfonso XIII; Mariano Benlliure era gran amigo de la familia real y su entorno social, de los que había recibido numerosos encargos. Esta nueva situación debió de crearle una cierta desorientación, tanto por su cese como director del Museo de Arte Moderno, que dirigía desde 1917, como por la disminución de peticiones de obras. Volcó entonces su enorme capacidad de trabajo en concebir piezas que respondían únicamente a su creatividad.
Es entonces cuando acomete el modelado de pequeños grupos de temática costumbrista sobre las faenas del campo, como la conducción de animales domésticos: un rebaño, una piara o la pavada protagonista de Las víctimas de Navidad.
Benlliure modeló los grupos de «lugareños con sus animalitos» pensando en su terminación en cerámica, según relata a su hermano José: «[…] estoy dedicado a la cerámica en la que quiero ambientar las costumbres de cada una de las regiones de España. Esto como comprenderás resultará de un interés y un valor muy grande, pues el colorido da un mayor realce al modelado […]». A pesar de ello, solo se ha localizado hasta ahora su versión en bronce.
Las víctimas de Navidad representa, con gran realismo y modelado ágil, a un pastor de la campiña salamantina que dirige una pavada, precedido por un zagal que carga la cesta de la comida que dos pavos intentan alcanzar. Refleja un exhaustivo estudio de la morfología de estas veintiún aves, su importante dimorfismo sexual, sus robustas patas con el atrofiado espolón, la cabeza y el cuello sin plumas, así como las excrecencias carnosas, más desarrolladas en los machos, la papada bajo el pico y unida a su parte inferior (zarzo) y la protuberancia carnosa que crece y cuelga sobre él (moco o redecilla). El pastor viste pantalón fruncido bajo las rodillas y zamarra; calza alpargatas trenzadas en las pantorrillas, y porta una manta pendida del hombro izquierdo y el cayado sujeto con la mano derecha. El zagal, cubierto con una gruesa chaqueta de lana, bufanda al cuello, pantalón corto, botines y polainas, lleva la cesta con las viandas colgada del brazo izquierdo, lado hacia el que se gira al sentir el picoteo de los pavos, y sujeta contra su cuerpo una vara con la mano derecha.
El bronce reproduce con fidelidad los detalles del modelado, que muestra el trabajo de diferentes herramientas, de deslizar los dedos sobre el barro o la impronta de las huellas digitales del maestro. Así mismo se aprecian detalles del proceso de fundición, como las gotas y los churretones de la cera derretida. Todo ello contribuye a conferir soltura y naturalidad a la obra.
Se expuso en 1933 en el XIII Salón de Otoño de Madrid con el grupo Hacia el redil, y en 1940 en la exposición dedicada al escultor en las Galerías Pallares de Barcelona. Desde diciembre de 1996 pertenece a la colección de la Fundación Bancaja.