Estos cuatro bocetos, concebidos como auténticos modelos para serpresentados al comitente, son preparatorios para las correspondientes pinturas al fresco de las pechinas de la colegiata de Xàtiva. De acuerdo con el relato del erudito Marcos Antonio de Orellana, José Vergara Ximeno acometió esta obra siendo muy joven, por lo que se trata de su primer encargo importante: «En la colegial Xàtiva, a los 18 años de su edad, pintó al fresco los quatro carcañoles y se le dieron 200 Ls [libras]». Este comentario de Orellana permite fechar la obra entre 1744 y 1745; su argumento es la narración de los pasajes alusivos a cuatro de las ocho mujeres fuertes de la Biblia: Miriam, hermana de Moisés y Aarón, Abigail, Judith y Esther.

La importancia del encargo hizo que el joven pintor se enfrentase a este trabajo con total dedicación, como así lo confirman los diferentes dibujos preparatorios que se conservan en el Museo de Bellas Artes de València, que ya fueron identificados y relacionados con las pinturas de la colegiata de Xàtiva en el estudio que efectuamos en 1984 con motivo de su catalogación.

Se trata de un importante conjunto que nos permite conocer ese trabajo desaparecido de Vergara, dado que las pinturas debieron de perderse en 1886 con motivo del desplome de la cúpula de la colegiata. En líneas generales, se podría decir que en los cuatro bocetos se parte de la idea apuntada en los dibujos, aunque se aprecian notables diferencias, sobre todo en el paisaje y en los elementos arquitectónicos, menos desarrollados en las pinturas; en estas adquieren una mayor relevancia las figuras de los protagonistas con el fin de que los diferentes pasajes bíblicos fuesen interpretados visualmente con total claridad, ya que debían verse a muchas distancia, al estar situados muy altos en las pechinas de la bóveda del crucero de la colegiata.

El argumento de la escena de La profetisa Miriam reproduce el pasaje bíblico del Libro del Éxodo (15, 19-21), en el que se narra el momento en el que Miriam canta a Dios, en agradecimiento por haber permitido a los israelitas atravesar el mar Rojo.

La escena de Abigail ante el rey David, tomada del Libro de Samuel (1, 25-27), muestra el momento en el que Abigail, esposa de Nabal, sale al encuentro del rey y se postra ante él para interceder por su marido, al tiempo que le muestra los presentes necesarios para el abastecimiento de sus tropas, que previamente le había negado su esposo.

La composición relativa a Judith con la cabeza de Holofernes, tomada del Libro de Judith (13, 11-15), presenta a la joven y hermosa heroína, triunfante en el momento de mostrar, ante las murallas de Betulia, la cabeza del general Holofernes, causante del cerco a la ciudad, asida por el cabello.

El motivo del cuarto boceto, Esther ante Asuero, extraído del capítulo 15 del Libro de Esther, recoge el momento en el que la heroína bíblica se desmaya en brazos de su doncella, en presencia de su esposo, el rey Asuero, al que había acudido para interceder por los judíos.

Estos cuatro bocetos realizados por José Vergara en un momento muy temprano de su carrera nos permiten apreciar la maestría del joven pintor a la hora de resolver las diferentes escenas; las adapta perfectamente a la superficie triangular de las pechinas, consiguiendo así composiciones de una gran agilidad y dinamismo, como ya se advertía en los dibujos preparatorios. Por sus características, hay que considerarlos bocetos de presentación, realizados con la finalidad de mostrar la obra al comitente antes de pintarla al fresco y conseguir su aprobación, al tratarse, además, del primer encargo relevante acometido por José Vergara, que, con el paso del tiempo, se convertiría en una de las figuras relevantes de la pintura valenciana del siglo XVIII.