Enriqueta García del Castillo era la hermana menor de Clotilde, esposa de Sorolla; por tanto, cuñada del pintor.

Nacida en 1871, se casó el 29 de noviembre de 1897 con Luis Moscardó. Con motivo de su matrimonio, Sorolla realiza un retrato de su marido que le dedica de este modo: «A mi simpático cuñado / J Sorolla / 1897». Si bien el retrato de Enriqueta está sin firmar ni dedicar, seguramente lo podemos adscribir al mismo momento, aunque el hecho de que el cuadro esté sin terminar seguramente motivó que Sorolla no lo firmara. Por otra parte, en el Museo Sorolla se conserva una fotografía de 1897 que se viene considerando como posible retrato familiar de la boda de Enriqueta y Luis, en la que se retratan con la madre de la novia, Clotilde del Castillo, y otros tres varones no identificados.

El cuadro de Enriqueta y la fotografía del Museo Sorolla nos presentan una imagen diferente, ya que el vestido no es el mismo. Se nos plantean por tanto distintas posibilidades: o bien la fotografía del Museo Sorolla no es del momento de la boda o bien el cuadro no es un reflejo fiel del momento; es posible incluso que no estuviera referido a la boda de la cuñada del pintor. Sorolla podría haber pretendido de esta forma hacer el regalo a su cuñada con posterioridad al momento y cambiar el vestido por otro por no tener el documento fotográfico para copiar. Es cierto que, además, las poses en la fotografía y el retrato de Enriqueta son distintas, como también lo es la de Enrique Moscardó en su retrato, que sí podemos adscribir al momento de la boda gracias a la inscripción, por lo que en ninguno de los dos casos podemos considerar que la fotografía fuera la base para la composición de estas obras.

De cualquier modo, tanto el retrato de Enriqueta como el de Luis Moscardó son reflejo de la estrecha relación que Sorolla mantuvo con sus cuñados, que queda patente en la colección de sesenta y una cartas del matrimonio Moscardó que se conservan en el Museo Sorolla. En ellas se reflejan múltiples aspectos personales: el día a día familiar, enfermedades, viajes y otros acontecimientos, el papel de Luis Moscardó en la gestión de la herencia de Antonio García Peris, que llevó él desde València para sus hermanos políticos, o la preocupación que sintió por Joaquín cuando este cayó enfermo el 17 de junio de 1920, razón por la cual llegó a ofrecer a Clotilde su casa en Cullera para que este se recuperara. Además, uno de sus hijos, Luis Moscardó García, convivió durante un año con la familia Sorolla en Madrid, cuando el pintor ya estaba enfermo, por lo que mantuvo una estrecha relación con sus primos Elena y Joaquín.

Esta relación se refleja también en la colección de cuadros de Sorolla que tenían, algunos regalados por el artista y otros heredados de Antonio García Peris, que pasaron después a su hijo Luis, quien incrementó la colección con obras que le regaló su primo Joaquín. Estas pinturas, adquiridas en su día cuando eran propiedad de Carmen Guillén Prat, conforman el grupo más nutrido de obras de Sorolla que posee la Colección Fundación Bancaja.