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Retrato de una dama, 1883
Ficha técnica
En 1883 Sorolla es un joven pintor que intenta abrirse camino en el mundo del arte. Habiendo finalizado sus estudios en la Escuela de Bellas Artes de València en el año 1881, había probado fortuna presentando dos marinas en la Exposición Nacional de Bellas Artes de ese año, sin conseguir ningún premio. En la siguiente convocatoria del certamen, en 1884, obtiene una medalla de segunda clase por el lienzo Dos de mayo, y ese mismo año consigue la plaza de pensionado en Roma de la Diputación de València gracias a El Palleter declarando la guerra a Napoleón. En esa ciudad, donde permanecerá desde 1885 hasta 1887, y después durante su estancia en Asís, traba amistad con otros valencianos residentes en Italia, entre ellos los hermanos José y Mariano Benlliure, con los que conservará una estrecha relación hasta el final de sus días, ya en España. José Benlliure incluso será quien lo acoja en Asís y le ceda su casa.
El ambiente en el que se desenvolvía Sorolla en Italia era pues de pura ebullición creativa: maestros y profesores buscaban su estilo propio, aprendiendo los unos de los otros y tomando prestadas técnicas, ideas, inspiraciones, estilos e incluso materiales de pintura. Destacamos este hecho de los años formativos de Sorolla porque en las obras tempranas del pintor es muy difícil establecer sin género de dudas la autoría, ya que el estilo cambia con cada obra.
Ocurre así con la obra Retrato de una dama, firmada y fechada en 1883, pero que presenta dudas. Es verdad que, por la fecha, el cuadro se podría identificar con la obra que Bernardino de Pantorba cataloga como Retrato de la niña Enriqueta García del Castillo, de 1883, hecho que corroboraría la procedencia de la obra, que llegó a la Colección Fundación Bancaja por medio de Carmen Guillén Prat, nuera de Enriqueta. Sin embargo, en el libro Los Benlliure y su época se reproduce una fotografía del estudio de José Benlliure en Roma en el que, al fondo, se puede ver el Retrato de una dama. Esta fotografía es de una serie realizada por Ribalta en 1905 en la capital italiana, y es cierto que, desgraciadamente, en ella hay un personaje delante del cuadro que tapa el lugar en el que se encuentra la firma de Sorolla hoy. Por ello, sería posible que el cuadro ya estuviera firmado y fechado y que se encontrara en el estudio de José Benlliure, pero resulta extraño que este pintor guardara en Roma una obra que Sorolla habría realizado varios años antes de iniciar su pensión. Tampoco sabemos cómo, años después, la obra volvió a Enriqueta.
Además, en caso de que se tratara, como dice Pantorba, de Enriqueta niña, en la época en que se pinta el cuadro, 1883, esta tendría doce años, y la fisonomía del retrato es de una mujer más mayor. Tampoco los rasgos del retrato concuerdan con los de Enriqueta, de la que conservamos un retrato posterior (1888) junto a sus hermanas.
Por todas estas circunstancias, aunque la obra esté firmada, es posible que se trate en realidad de una obra de José Benlliure, incluso de otro pintor, a la que posteriormente se añadió la firma de Sorolla.