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Ficha técnica
Compuesto por Jordi Ballester y Joan Cardells, el Equipo Realidad (1966 – 1976) arranca de aquella crónica de la realidad que Aguilera Cerni apuntó para referenciar la pintura de la nueva figuración valenciana, influida, sin duda, por el pop, pero también por una coetánea figuración narrativa europea, implicada en compromisos de crítica social.
Por supuesto, la acción pictórica compartida del Equipo Realidad no es ajena, como el nombre del grupo indica, a la problemática del entorno, pero es filtrada/releída/reinterpretada por medio de las imágenes coexistentes de los medios de comunicación. A ambos les interesan las imágenes (publicidad, tebeos, televisión, fotografía, cine, revistas), así como su propia realidad plástica y fenomenológica. De ahí toman, en general, sus modelos de trabajo y despersonalizan su autoría en sus obras conjuntas: descontextualizan las imágenes y reinterpretan así el alcance de su significación. Su lenguaje pictórico se transforma en la creación de imágenes a partir de otras imágenes, y la base de su estrategia productiva consiste en trabajar en series.
Entre tales series, ya iniciados los setenta tras exponer en Italia y Francia, nos encontramos con una especialmente enigmática y extensa: la dedicada a la Guerra Civil española (cincuenta y cinco cuadros al óleo, nuevo óleos sobre cartón y tres serigrafías). Su título global, Hazañas bélicas. Cuadros de historia.
Precisamente, las cuatro obras de la colección aquí catalogadas pertenecen al grupo de los mencionados óleos sobre cartón. De hecho, les interesan las imágenes de la guerra, y la cantidad de fotografías históricamente disponible es apabullante. Es la mirada del pintor que lee e interpreta la imagen, en otros medios y con otros lenguajes, la que protagoniza, en parte, esta serie de obras. Esta aventura estética en concreto parte de las numerosas imágenes extraídas —o encontradas— de Crónica de la guerra española no apta para irreconciliables. Esa fue, pues, la fuente fundamental de sus materiales visuales.
En lo que atañe al análisis estilístico y formal de esta serie, constatamos que les atrajo, aunque resulte paradójico, la mala calidad de las reproducciones fotográficas del libro, quizá convertidas por ello en imágenes en sí mismas muy pictóricas. Las eligen por su impacto visual y por el desconcertante atractivo de su extraña plasticidad. El desgaste de la impresión en papel y los defectos transmitidos por el proyector de opacos (desenfoques, erosiones, choques de luz) son, así, deliberadamente recogidos en las obras, cargadas de un feísmo intencionado y dotadas posiblemente de una mayor veracidad ante su mirada, que tiene en cuenta el tiempo transcurrido. Incluso en los títulos anida un distanciamiento consciente y una especie de extrañamiento emocional. Son obras, pues, que propician el recuerdo de la imagen o más bien las imágenes de los recuerdos.
En el terreno del análisis iconográfico, en las series realizadas entre 1972 y 1973 por el Equipo Realidad lo estrictamente anecdótico va desapareciendo en favor de lo pictórico. Lo que quieren reafirmar sobre la sociedad lo manifiestan directamente a través del tratamiento de la obra, de la composición, con las sombras y las luces, con los colores más que con los elementos significativos seleccionados. En estas obras relativas a la Guerra Civil pasa exactamente lo mismo: la clave del problema era, para ellos, hablar sobre la imagen. Dado que las imágenes disponibles en esa coyuntura histórica eran sobre
todo fotografías, estas quedaban dotadas de un poder casi soñado, más que imaginado/reproducido a partir del reportaje. En definitiva, se rompe con la iconografía dramática y anecdótica para potenciar pictóricamente lo atmosférico y el valor extrañamente plástico de las escenas, casi asépticas, en la presentación descontextualizada de Tres milicianos, Cuatro personajes, Don Manuel de Azaña hablando por la radio… entre juegos cromáticos inusuales.
De hecho, las personas solemos construir la memoria de lo no vivido a través de fotografías. El objetivo/problema asumido era para el Equipo Realidad, por tanto, hablar de la Guerra Civil de una manera que les resultaba, sin duda, clave como pintores en activo: por medio exclusivamente de la relectura de imágenes y no a partir de consideraciones racionales e históricas de la mencionada contienda. La asepsia descriptiva de los títulos lo corrobora.