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Suite 347, 1968
Ficha técnica
En 1968, cuando Picasso contaba ochenta y seis años, se inicia de nuevo un periodo (del 16 de marzo al 5 de octubre) de enorme actividad en cuanto al grabado; el resultado es la realización de trescientas cuarenta y siete obras en doscientos cuatro días de actividad, en los que llegó a grabar en una sola jornada hasta siete láminas de cobre. A este periodo, sobre cuya tendencia autobiográfica se ha insistido siempre, corresponden las series del Pintor trabajando y La Celestina, el último libro de los ilustrados por Picasso.
La serie comenzó poco después de la muerte del poeta catalán Jaime Sabartés (1881-1968), compañero y amigo de Picasso a cuya memoria el artista dedicó un grupo de estampas. La Suite 347 está llena de referencias a temas que ya había tratado con anterioridad, como el escritor francés Honoré de Balzac (1799-1850), los pintores Rembrandt (1606-1669) y el Greco (1541-1614), o también a su familia: padres, esposas y amantes, que a menudo aparecen como artistas o formando parte de escenas de circo. Con ironía y humor, Picasso repasa aquí su vida; de hecho, el artista se halla a menudo como voyeur en estas imágenes fruto de la fantasía y la imaginación. La Suite 347 se imprimió en colaboración con los hermanos Piero (1934-2001) y Aldo Crommelynck (1931-2008), que en 1963 establecieron un estudio en Mougins, cuando Picasso tenía ochenta y dos años. La prolífica producción de Picasso se basó en la confianza absoluta que sentía por estos maestros grabadores.
De la Suite 347 se realizaron cincuenta ejemplares y diecisiete pruebas de artista, además de otras cinco sobre papel Rives antes de acerar los cobres. El ejemplar de la Fundación Bancaja es una de las pruebas de artista firmadas con lápiz por Picasso.
La Suite 347 fue mostrada por primera vez en otoño de 1968 en la galería Louise Leiris, en París, donde hubo de habilitarse una sala privada de acceso restringido a adultos para exponer una parte de la serie de tema erótico: las estampas que comprendían los juegos del pintor Rafael con su amante, la Fornarina. En esta serie, Picasso complementa la escena principal con grupos de voyeurs: en algunos casos figuras religiosas, saltimbanquis, elpropio pintor, Miguel Ángel o su habitual colaborador Aldo Crommelynck.
En la Suite 347, como en la Suite 156, cabe toda la imaginería del Picasso anciano: los grandes maestros, el mundo de las corridas de toros y de los cantaores de flamenco, el mundo de la mitología grecorromana y, sobre todo, el mundo del paisaje mediterráneo. Alrededor de sesenta y seis imágenes se dedican a un tema tan español como el de La Celestina, novela de la cual el artista poseía dos ejemplares antiguos, uno de ellos del siglo XVI.
Asimismo se encuentran amplias referencias a la vida cotidiana, la propia infancia del artista o a lo que Picasso podía ver en la televisión francesa, como películas de romanos, Las mil y una noches, etcétera. También aparece el general De Gaulle, entre otros. Pero asimismo esta suite está llena de referencias a otros artistas, como los ya citados Rembrandt y Rafael, o Ingres, a la pintura de Manet y Monet, y también al cuadro del Greco El entierro del conde de Orgaz.