Pintado apenas dos años antes de su fallecimiento, el óleo titulado Tierras rojas de Luis Arcas forma parte de la serie Paisajes y representa, junto con los retratos, una de las temáticas más desarrolladas por el autor. Como protagonista de la obra, un paraje montañoso prácticamente anónimo donde se aprecian una composición de trazos geométricos y la superposición de planos, con una pincelada suelta y detalles poco definidos. La presencia de las formas se apoya tanto en el cromatismo como en un punto de vista que recupera la contemplación del entorno desde la amplitud angular de un mirador. De esta forma, el autor expone la relación entre arte y naturaleza para reformular unos planteamientos pictóricos que ya comenzó a cultivar en los años sesenta.

La obra subraya el sentido de la aridez, envuelta por unas tierras rojas que se convierten casi en un objeto alegórico, identificador del sentido del paisaje. Las líneas de fuga quedan establecidas siguiendo la propia morfología del valle, aunque la horizontalidad altera su configuración por medio de un grupo de árboles aislados, en primer plano. Este recurso ya había sido empleado por Arcas Brauner en otras ocasiones, como podemos comprobar en varias piezas tituladas Paisaje con árbol.

Tierras rojas se desarrolla a partir de la división de los tres planos: el cielo, la orografía de la montaña y los elementos de la planicie, situados estos últimos más cerca del espectador. La estructura del cuadro, ordenada y armónica, muestra el resultado de la evolución de Arcas hacia un esquematismo cercano a la neoabstracción como un síntoma de la identidad durante su última etapa.

Como pintor de paisajes, bodegones y retratos, Luis Arcas desarrolla una trayectoria que combina diversas estrategias lingüísticas renovadoras. En este sentido, sus composiciones alteran la herencia del academicismo para introducir la experimentación de otros recursos. La colección de la Universitat de València cuenta con los retratos de los rectores José Corts Grau y Rafael Bartual Vicens, ambos de 1975, a los que Arcas trató de aportar un aire más moderno mediante el uso de amplias pinceladas y un colorido llamativo. Con una formulación similar, en sus paisajes comprobamos la liberación del color respecto al dibujo, subrayando los contrastes cromáticos a través de la manipulación de los valores de la escala. Miembro fundador de la asociación valenciana Arte Actual (1959 – 1973) y muy cercano a la evolución plástica que sucedía en París, Arcas incorpora en sus paisajes la abstracción de la forma centrada en el color. Lo podemos observar en la superposición de planos ordenados que integra
tanto en los entornos montañosos como en sus composiciones de playas. En las segundas atmósferas, los contrastes cromáticos lo acercarán a una estética fauvista. La ejecución de una pincelada más suelta en Tierras rojas permite una utilización del color que suaviza los contrastes.

Es común en muchas de sus pinturas la imagen de la montaña simplificada por formas geométricas elementales. El autor desarrolla con estas imágenes una armonización de colores y establece asimismo un esquema de paisaje que reafirma en muchas otras composiciones. Por medio de la sucesión de planos policromados, Luis Arcas construye la ordenación de la representación con una iluminación equilibrada. El contraste que aporta la pincelada destaca en un ejercicio de matices, en el cual un espacio aparece en ocasiones como una masa casi monocroma, con ocres, marrones y rojos.

Luis Arcas Brauner logra combinar los contrastes del detalle en el retrato sobre fondo plano y los estudios de la perspectiva en los paisajes. Los espacios al aire libre, casi siempre eludiendo la presencia de la gente, forman una estructura renovadora lograda con la propia composición y por medio del uso del color.