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Un cuadro es una ficción. Fernand Léger en la oficina, 1969 / 1977
Ficha técnica
La obra fue pintada originalmente en 1969, y representaba un espacio metafísico de oficina moderna donde las máquinas, aparatosos armatostes de computación, han desterrado a los oficinistas; no había ninguna figura humana sobre el lienzo. La escenografía recuerda a alguno de los fondos empleados anteriormente, como es el caso de Las estructuras cambian, las esencias permanecen (1968), entre otros, por lo que Michèle Dalmace la incluye en el catálogo razonado dentro de la serie La recuperación (1967- 69). Sin embargo, el efecto de pintura inacabada, con la franja inferior del cuadro en blanco, junto con el trampantojo del tiralíneas dejado caer como un elemento ajeno a la escena, yuxtapuesto, permite relacionar el cuadro con la serie Autopsia de un oficio (1970-71); de hecho, se expuso en la presentación de esta serie en 1970 en la Galería Val i 30, en València. En esta serie el Equipo Crónica diseccionaba el oficio del pintor, aunque es cierto que existen cuestiones de fondo que lo relacionan con las series anteriores.
El cuadro volvió al estudio de los pintores, y en 1977, cuando comenzaban a trabajar con óleo en la serie A modo de parábola, lo replantearon. Terminaron de pintar el suelo hasta el borde inferior del lienzo por la izquierda e introdujeron las figuras, citando a Fernand Léger, con una técnica pictórica más elaborada en la cual se aprecia la pincelada, con gradación y sombreado. Finalmente le cambiaron el título. El resultado logra un contraste equilibrado tanto en lo plástico como en lo compositivo, y las figuras danzantes destacan sobre el espacio deshumanizado. El trasfondo ideológico de la cita legeriana contribuye al encuadre general del argumento.