Esta exposición, fruto del convenio entre Bancaja y el IVAM, analiza a través de 30 obras procedentes de los fondos del IVAM las complejas y fecundas relaciones del arte moderno con el deporte durante el siglo XX. La muestra presta una especial atención a las aportaciones de los artistas de las vanguardias históricas como László Moholy-Nagy, Karel Teige, Walter Dexel, Theo Van Doesburg, Gustav Klucis o Alexander Rodchenko.
La relación del arte con el deporte es tan antigua como la propia historia del hombre como productor de imágenes. Las sociedades antiguas concibieron la figura del atleta como una suerte de superhombre agraciado con unas cualidades físicas extraordinarias, unas cualidades que emparentaron su linaje con la aristocracia militar e incluso con la divinidad. Los artistas enaltecieron el deporte y a sus atletas como una metáfora del instinto de supervivencia de los grupos humanos, y también de la lucha por el avance y la superación de las comunidades lideradas por una élite aristocrática.
Durante el transcurso de la modernidad los eventos deportivos fueron ocupando una parcela cada vez mayor en la diversificada oferta de ocio de las ciudades industriales y en sus espacios públicos.
La práctica del deporte y su contemplación en inmensos estadios dejó de ser un privilegio de una minoría –masculina- para convertirse en uno de los fenómenos más espectaculares de la cultura popular de nuestro tiempo. El desarrollo de los medios de comunicación de masas como el cine, la radio y la prensa ilustrada durante las primeras décadas del siglo XX, contribuyeron a amplificar como nunca el impacto de estas concentraciones humanas propiciando la aparición de nuevos -aunque seculares- mitos populares: los atletas. Valores inherentes al deporte como la preparación física y técnica, el impulso de superación individual, la rivalidad y competitividad, el espíritu de equipo o el dinamismo masificado de las grandes competiciones, fascinaron a la vanguardia futurista y constructivista comprometida con la utopía de la transformación social a través de las artes.
En la emergente Unión Soviética, artistas como Gustav Klucis o Alexander Rodchenko ilustraron postales, carteles o revistas como URSS en construcción a través de radicales fotomontajes, instantáneas fotográficas e innovaciones tipográficas. Los artistas de la vanguardia constructiva soviética relataron y enaltecieron los logros de sus atletas en las Espartakiadas, los eventos deportivos impulsados por el Partido Comunista Soviético, como expresión de la nueva sociedad nacida con la revolución.
La Olimpíada de 1936, celebrada en Berlín, fue concebida también como un escaparate internacional de difusión de los supuestos logros del Nacional-socialismo de Adolf Hitler. La fotógrafa y cineasta alemana Leni Riefenstahl inmortalizó en su documental Olympia los sueños de supremacía racial aria encarnada en los cuerpos y hazañas de los atletas alemanes. Para combatir los efectos de la propaganda nazi, el artista John Heartfield realizaría para la revista de filiación comunista AIZ una serie de fotomontajes en los que denunció la manipulación informativa orquestada por Goebbels y la irrupción de una nueva tipología arquitectónica: los siniestros campos de concentración diseñados por el nazismo para el exterminio racial.
A través de las obras de estos artistas, esta exposición subraya la aproximación que las vanguardias históricas tuvieron con el fenómeno de las competiciones deportivas en un contexto histórico especialmente delicado en el que se entrelazaban con los eventos deportivos rivalidades políticas entre naciones y una lucha entre diferentes modelos sociales.
Pero la muestra no se agota en los años 30, sino que
incluye también obras de artistas contemporáneos como Antoni Muntadas, Eugenio Ampudia o Eduardo Arroyo, que se aproximan al tema del deporte desde una perspectiva crítica, irónica o haciendo especial hincapié en su faceta de espectáculo de masas.