La exposición muestra por primera vez en València la presencia del color negro en la paleta del pintor reconocido por su plasmación pictórica de la luz y el color.
Con esta exposición, la Fundación Bancaja inicia su programación dedicada al artista valenciano en el marco del Año Sorolla.
La Fundación Bancaja ha presentado esta mañana la exposición Sorolla en negro, realizada con la colaboración del Museo Sorolla y la Fundación Museo Sorolla, que muestra por primera vez en València una nueva lectura de la obra de Sorolla centrada en la importancia del color negro en la paleta del artista valenciano, reconocido por su plasmación pictórica de la luz y el color. La presentación ha contado con la participación del presidente de la Fundación Bancaja, Rafael Alcón; el director del Museo Sorolla, Enrique Varela; y el comisario de la exposición, Carlos Reyero; así como la asistencia de la experta en la obra del pintor y patrona de la Fundación Bancaja, Blanca Pons-Sorolla; y el presidente de la Comisión Permanente de la Fundación Museo Sorolla, Antonio Mollá.
La exposición revela la presencia notoria del negro en la pintura de Sorolla durante toda su carrera y aporta otro punto de vista para comprender y apreciar al artista en toda su complejidad. La muestra reúne un centenar de obras de Sorolla, de las que parte se exhibieron en el Museo Sorolla en Madrid en 2022, presentándose ahora en València de forma ampliada con obras que se exponen por primera vez al público en esta exposición y muchas de ellas exhibiéndose por primera vez en València.
Las obras proceden de un amplio elenco de instituciones públicas y privadas como el Museo Sorolla, la Fundación Museo Sorolla, Museo de Bellas Artes de Bilbao, Museo de Segovia, Museo de Málaga, Fundación Sorigué, Fundación Banco Santander, Museo de Bellas Artes de Murcia, Museo de Bellas Artes de València, Colección BBVA, Museo de Zaragoza, IVAM, Ministerio de Asuntos Exteriores, Palacio de Viana. Fundación Caja Sur Córdoba, Colección CaixaBank y Galería Ana Chiclana, a las que se suman obras procedentes de la Fundación Bancaja y de una veintena de colecciones particulares.
Junto con los lienzos, datados entre 1887 y 1920, se exponen otros materiales artísticos y documentales como fotografías, notas de color, un álbum de estampas japonesas y una paleta del pintor.
El uso del negro en Sorolla arranca de la tradición pictórica española – de su conocimiento de Velázquez, el Greco o Goya- para convertirse en un elemento de expresividad, sugerir estados poéticos y anímicos, y reinterpretarse como un color que traduce la modernidad de su tiempo y su sobria elegancia.
La exposición se estructura en cuatro secciones: ‘Armonías en negro y gris’; ‘Negro simbólico’; ‘Superficies negras y oscuras’; y ‘Monocromías’. El recorrido se inicia con los acordes cromáticos de negros y grises en retratos que dotan a su pintura de una personalidad particular, y continúa con el simbolismo y el significado cultural del color negro que impregna la época y la obra del pintor naturalista. En el recorrido expositivo se analiza el nuevo uso del negro, que toma forma en el siglo XIX como creador de contrastes radicales y potenciador de otros colores. La muestra finaliza con las monocromías, escenas envueltas en tonos grisáceos o azulados, que lejos de suponer una menor complejidad, implican un singular ejercicio de virtuosismo técnico.
La exposición nace de una investigación que profundiza no solo en el estudio de la pintura de Sorolla y el significado de las tonalidades oscuras en su poética, sino también en la valoración estética y cultural de negros y grises en la pintura de entresiglos.
Sorolla en negro forma parte del programa oficial de la conmemoración en 2023 del centenario del fallecimiento de Joaquín Sorolla, y con esta exposición la Fundación Bancaja inicia su programación en el marco del Año Sorolla, declarado Acontecimiento de Excepcional Interés Público, y en el año en el que tiene lugar también la celebración del décimo aniversario de la nueva Fundación Bancaja.
Coincidiendo con la exposición se ha editado un catálogo que recoge la reproducción de las obras expuestas acompañadas de textos del comisario Carlos Reyero, Estrella de Diego e Isabel Cúa. Dentro del programa de mediación cultural y artística, la Fundación Bancaja ofrecerá talleres didácticos gratuitos vinculados con la exposición y dirigidos a escolares, personas con diversidad funcional y personas en riesgo de exclusión social, así como visitas comentadas para público general y grupos de la mano de un experto especialista en arte y mediación cultural.
La exposición Sorolla en negro puede visitarse en la sede de la Fundación Bancaja en València (Plaza Tetuán, 23) del 5 de mayo al 10 de septiembre de 2023.
Armonías en negro y gris
El uso de gamas negras y grises —particularmente en los retratos— debe tanto a la tradición pictórica española como a una reinterpretación moderna, en la que negros y grises son considerados colores elegantes y cosmopolitas, propios del buen gusto.
Esta sección invita a reflexionar, por una parte, sobre aspectos ligados al género: la elegancia del traje negro de las mujeres o su sensualidad; o la seriedad, responsabilidad y discreción que sugiere la indumentaria oscura en los retratos masculinos. Pero también habla de la relación entre la edad y la puesta en escena; o sobre el misterio de la figura que emerge de un fondo oscuro.
El gris, lejos de ser percibido como una mezcla sucia de negros y blancos, fue interpretado como un color moderno, dotando de una personalidad particular a la pintura como no se había visto antes. Unas veces, el gris es un color profundo; otras veces es la luz misma, la claridad, sin las estridencias del color. Combinado con el negro, el gris nos sumerge en una atmósfera lírica que convierte el retrato en una expresión pictórica autónoma cercana al esteticismo.
Negro simbólico
El significado del color es cultural y ni siquiera un pintor naturalista como Sorolla escapa a las sugerencias anímicas y poéticas vinculadas a los colores que percibe y utiliza.
El siglo XIX fue particularmente proclive a la consideración del color como fuente de sensaciones y, en este contexto particular, el negro adquiere múltiples significados que lo ligan a valores negativos. Intrínsecamente asociado a la melancolía, el mal o el pesimismo, también, al oponerse al color y a las connotaciones positivas de la luz, es símbolo de tristeza y decadencia. Es asimismo el color del misterio y de la incertidumbre, del drama que mueve a la conciencia.
Con tonos oscuros y negros, Sorolla también se acerca a la estética de la España negra para caracterizar tipos humanos que denotan la dureza de la vida de las clases populares o subliman, en el caso de los nazarenos en Semana Santa, el dolor más profundo.
Superficies negras y oscuras
El color negro funcionó, a finales del siglo XIX, como un plano intenso que aportaba en sí mismo luminosidad, una lección heredada de Velázquez por pintores como Manet y, por supuesto, Sorolla. Ningún otro pigmento permite de forma tan evidente crear contrastes y aportar cualidades a la luz general de la obra. El negro funcionó, a fines del siglo XIX, como un plano intenso que potencia los otros colores como puede verse en las obras del pintor valenciano.
El recurso de una superficie fuertemente iluminada frene a otra oscura u oscurecida, negra en algunas ocasiones, aparece con frecuencia en la obra de Sorolla. Con este fin actúan las profundas y oscuras sombras que enmarcan las escenas de barcas de algunas obras de Sorolla. En estos casos, las sombras oscuras adquieren un valor plástico autónomo.
Pero la fascinación por las superficies negras con carácter decorativo que se dio en la época procede también de la cultura japonesa. Y no es casual su conexión con la obra de Sorolla, puesto que en su colección conservaba tres álbumes de estampas japonesas en los que el negro define y equilibra las figuras y objetos, convirtiéndolos en el centro de atención.
Monocromías
El empleo de la monocromía, lejos de ser un recurso simplista, significa en la obra de Sorolla una demostración de virtuosismo técnico. Entre todas las razones que subyacen a la renuncia del color, ya sean tanto de corte funcional como estético o filosófico, en el caso del pintor valenciano cobra más peso la facultad que tiene este recurso para realzar las formas y motivos, acentuar los contrastes de luz y oscuridad y proporcionar una dimensión emocional a la imagen.
A través de las monocromías, Sorolla sabe captar con maestría determinados valores y poéticas. Del mismo modo que sus obras más luministas irradian una interpretación vitalista, en otros casos, paisajes donde predominan monocromías de grises transmiten una visión melancólica.
En otras ocasiones el pintor se decantó por la monocromía por necesidades del formato, y en concreto cuando se trató de obras destinadas a la impresión fotomecánica, como demuestran los óleos sobre cartón que realizó para la edición ilustrada de las Leyendas de José Zorrilla; un compromiso con la empresa ilustradora que obligó al pintor a prescindir del color.